sábado, 16 de junio de 2012

Los Páramos de Amazonas

Por: Mirbel Epiquién Rivera
El proyecto «Conservación de la Diversidad en los Páramos de los Andes del Norte y Centrales» también denominado Proyecto Páramo Andino es una iniciativa regional de diversas organizaciones civiles (ONGs) de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú para trabajar por la conservación y el uso sostenible de los Páramos Andinos. Este proyecto ha generado bastante información científica que ayudan a reconocer los valores ambientales y sociales de estos gélidos lugares. Además, el proyecto trabajó puntualmente en 14 zonas piloto de los 4 países para generar mejores prácticas de convivencia entre los recursos del páramo y las poblaciones humanas asentadas en ella.
El Páramo es una definición, en grandes términos, para las zonas sobre los 3500 msnm en los Andes del Norte, vale decir desde el norte de Perú hasta Venezuela. Aunque también se extiende un poco hasta Costa Rica pero las mayores superficies se encuentran en Ecuador, Colombia y Venezuela.
Un ambiente de Páramo no es lo mismo que un ambiente de Puna (parte central y sur del Perú), se diferencian básicamente por condiciones climáticas y biogeográficas. En los páramos la humedad es mucho mayor que en la Puna y la diversidad de plantas y animales entre ambos ecosistemas también guardan diferencias sustanciales a medida que estas se alejan entre sí.
La importancia de los páramos ha sido y sigue siendo materia de debate en los últimos meses. Conga y su repercusión mundial ha puesto en la agenda política al recurso más valioso que nos ofrecen estos ecosistemas, el agua.
Los páramos poseen una característica estructural y funcional vital en el ciclo hidrológico de esta parte del planeta. Y es que el origen volcánico de sus suelos y la prescindible presencia de árboles o vegetación de gran altura no es producto de las circunstancias. Los suelos volcánicos tienen la particularidad de retener las moléculas de agua y a medida que aumenta la saturación de esta pueden ir desprendiéndola lentamente hasta que llegan a las quebradas que se originan precisamente en estas alturas. Otro factor es la vegetación, muy por el contrario a lo que manifiestan muchos forestales o entusiastas «desarrollistas», la ausencia de árboles en el páramo y la reducción del tamaño de las plantas silvestres a pequeñas formas de penachos o almohadillas al ras de suelo tiene un sentido ecológico importante. Un árbol consumiría muchísima más agua subterránea para poder crecer y vivir, en cambio, un grupo de hierbas amontonadas soportan mejor el frío, la radiación y son mucho más eficientes (en términos de ahorro de energía y agua) para poder sobrevivir en estos ambientes extremos.
Este artículo empezó con una alusión a un proyecto internacional sobre los páramos. En dicho proyecto se considera que en Perú el Páramo se extiende sólo hasta los departamentos de Piura, Cajamarca y La Libertad. Ello no deja de ser cierto hasta cierto punto pero hay una omisión que merece ser rectificada. El departamento de Amazonas posee aproximadamente 139,000 hectáreas de Páramos (4 % de la superficie departamental). Si bien es cierto que muchos autores definen a esta zona con el nombre de Jalca y que sería un espacio de transición entre la Puna y el Páramo de Ecuador, las funciones de regulación hídrica y las características biológicas y climáticas son bien parecidas al de los páramos oficiales.
Al margen de las definiciones técnicas, la pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿cuál es la situación actual de los páramos de Amazonas?. La provincia con mayor cantidad de páramos es Chachapoyas, casi todos sus distritos lo poseen, con excepción de Balsas, Huancas y Sonche. Luego encontramos páramos en la provincia de Luya, exactamente en Santo Tomas, María, Lónguita, Colcamar, Lonya Chico, Luya, Conila y Santa Catalina. Si vamos más hacia el norte encontraremos ya poca extensión en Bongará y Bagua. En Bagua se encuentra dentro de los límites del Santuario Nacional Cordillera de Colán.
Actualmente entre un 40 a 60% de los páramos de Amazonas están protegidos o en vías de ser protegidos a través de áreas de conservación como Tilacancha, Huiquilla, Colcamar-Huaylla Belén, Cordillera de Colán y la futura área de conservación de Gocta. Sin embargo el reto no sólo es protegerlos legalmente sino revalorarlos como uno de los lugares más importantes para la generación de vida, y esta categórica afirmación pasa por entender el rol de los páramos en la captación, regulación y distribución del agua en las diversas cuencas de las cuales forman parte.
La ciudad de Chachapoyas depende de las aguas generadas en el Páramo de Tilacancha, los cultivos de café en Luya dependen de los Páramos de Condorpuna, los arrozales de Bagua y Bagua Grande dependen de los páramos y bosques de la Cordillera de Colán, las aguas de las cataratas de Yumbilla, Chinata y Gocta dependen de un Páramo, en suma, los páramos son la fuente de vida y la base del proceso económico en gran parte del departamento.
No es casualidad o ignorancia el hecho de que los pueblos de Celendín, Bambamarca y en general la región de Cajamarca, cuya fama no precisamente es la de ser ecologistas, se atrincheren en la defensa de una causa que tiene que ver con la vida misma, el agua de sus páramos. Es importante que iniciemos una cruzada general por darle el reconocimiento debido a estos ecosistemas, protegiéndolos, recuperándolos, invirtiendo en su buena gestión. No creamos que son tierra improductiva o sin valor, eso es lo que algunos quieren que creamos para luego aterrizar con sus excavadoras y sus casquitos color naranja.