sábado, 13 de abril de 2013

La «Conga» sigue abierta

Por: Otoniel Alvarado Oyarce
El presente y reiterativo artículo está motivado por dos razones concurrentes; la primera en atención a la petición de muchos paisanos - lectores de EL Torreón - quienes me han solicitado en varias oportunidades un artículo complementario, seguramente porque ellos al igual que muchos amazonenses andamos muy preocupados por la realidad social por la que atraviesa nuestro querido Amazonas, en este caso en relación a las implicancias del problema minero que comentamos en el artículo anterior. La segunda, porque la situación conflictiva de la minera «Conga» aun está latente, sin fecha de solución definitiva, tarde o temprano tendrá que aparecer nuevamente; quien sabe si será el próximo gobierno el que tenga que enfrentarlo. En tal sentido y mientras eso ocurra creemos necesario formular anticipadamente algunas reflexiones adicionales que bien podrían servir de orientación y motivo de preocupación de nuestras autoridades principalmente y también de los ciudadanos de nuestros terruños quienes serán los más afectados.
Porque insistir con estas preocupaciones
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Debemos comprender que las migraciones, forzadas o voluntarias, organizadas o espontaneas, son fenómenos sociales vigentes desde mucho tiempo atrás, en el país y en el mundo y que no se pueden detener pero si prever sus efectos, ojalá más positivos que negativos, pero que en el caso de Amazonas, este fenómeno cobra relevancia por lo siguiente:
En primer lugar no debemos olvidar que nuestro departamento es uno de los tantos que se encuentran en la situación de pobreza extrema, sin ninguna actividad industrial o productiva propias, menos las extractivas, salvo la levemente mejorada (algo tecnificada) agropecuaria pero aun de escaso valor agregado; aun es una economía de sobrevivencia tan es así que la actividad económica amazonense aporta casi nada al PBI de nuestro país, sin dejar de mencionar que Amazonas es uno de los cuatro departamentos que no cuenta aun con canon alguno. Si a este tipo de precaria actividad económica se ha de agregar una nueva masa de ciudadanos, demandantes de nuevos servicios y sin ningún aporte a la economía del departamento, la situación futura que espera a los pueblos amazonenses no deja de ser muy preocupante.
En segundo lugar, aun en la propia ciudad capital y con mayor incidencia en los distritos sureños de nuestro departamento, vecinos de Cajamarca son los que masivamente han ocupados nuestros terruños, estos nuevos pobladores vienen trayendo sus costumbres, hábitos e idiosincrasia, que no siempre compatibilizan con la nuestra, que posiblemente a la larga terminen en un nuevo mestizaje cultural o quizás se impongan a los nativos. A este respecto debemos destacar que según las estadísticas oficiales el departamento de Cajamarca registra la más alta tasa de natalidad y de desnutrición en nuestro país, además de un bajo nivel cultural, situación que bien se podrá replicar en los nuevos hábitats. Esta situación se corrobora por ejemplo con la disímil carga docente, pues en Amazonas los profesores, todos ellos titulados, atienden menos alumnos por aula, por tanto es de esperar que la calidad educativa, que probablemente sea algo superior a la de aquellos, no decaiga con las nuevas y mayores exigencias.
Adicionalmente, como todo esto tiene su correlato en el plano político, la tercera preocupación radica precisamente en que estos nuevos núcleos vecinales y sociales crean verdaderos grupos de poder político, de ahí que las nuevas autoridades salgan elegidas por estos grupos puesto que ellos tienen la costumbre de votar unánimemente por el candidato que más les conviene, por tanto la atención de las autoridades está más orientada a estos electores, o que en otros casos sean gente foránea las nuevas autoridades, como ha sucedido con muchos presidentes regionales y alcaldes de nuestro departamento. Incluso se ha tenido conocimiento que en algún distrito ya vienen voceando el cambio de nombre del mismo por el de «Nuevo Celendín». Como se dice que la unión hace la fuerza y que en algún momento no muy lejano serán mayoría, imagínese si no nos preocupamos a tiempo. Esta es pues la razón fundamental de este comentario, reiterando que es muy difícil detener pero si es necesario atenuar o canalizar en beneficio de nuestros pueblos.
Que hacer frente a esta situación
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Si bien las preocupaciones sustantivas deben ser de parte de los que ostentan el poder político, todos estamos llamados a emitir nuestros puntos de vista o sugerencias sobre las diversas acciones a seguir. Así por ejemplo.
Creo que sería muy necesario fortalecer la legalidad (titulación) de la propiedad, pues como la mayoría de terrenos han sido comunales muchos de los comuneros basándose en su ancestral uso se creen dueños absolutos de los mismos, con derecho a la enajenación, situación de la que se valen los nuevos vecinos para comprarlos, posiblemente a precios irrisorios. Este acto comercial no tendría nada de malo si no fuera porque los modestos campesinos que no siempre miran al horizonte, venden rápidamente sus propiedades quedándose sin terrenos y al poco tiempo sin dinero. Me consta como en mi pueblo una sola familia venida con plata en la mano proveniente de la minera, ha logrado adquirir las propiedades de por lo menos cinco familias que ahora no saben a que dedicarse. Mentalizar a nuestros campesinos sobre la necesidad y utilidad de fortalecer, mantener y explotar los bienes inmuebles debería ser preocupación del Ministerio de Agricultura y otros sectores afines para evitar que se conviertan en solo consumidores, compradores de lo que otros producen.
Otra de las preocupaciones y a la vez sugerencia radica en la necesidad de mejorar y tecnificar la educación secundaria, pues la que actualmente tenemos prácticamente no sirve para nada y se los dice una persona con cerca de medio siglo en estos menesteres educacionales. Los egresados de nuestros colegios - seguramente- la mayoría postulan a las universidades y en muchos casos con escaso éxito. Los que salen de las universidades lamentablemente muchos de ellos no están en los puestos para los se formaron, o en puestos que no requieren título profesional alguno, bastaría con secundaria. Entonces, porque no orientar la mirada de una educación técnica hacia el campo, donde está el futuro y la supervivencia de la humanidad. Hay que borrarnos de la mente que sólo el título universitario es el único camino hacia la superación y el bienestar. En los países europeos son los técnicos de diversas especialidades los más solicitados y con mayor posibilidades de ocupación y aun los que más ganan.
Indudablemente la juventud desorientada y desatendida, sin mayores posibilidades a pesar de sus potencialidades, pronto engrosarán la masa de desocupados, tal vez en el mejor de los casos con trabajos muy precarios, por eso dado que los gobiernos regionales y municipales desarrollan obras de cierta envergadura deberían darles opción a todos ellos para evitarles caer en los vicios sociales ya conocidos, ojalá – sería lo deseable - crear oportunidades laborales en los sectores agropecuarios, artesanales, turísticos etc. que no requieren mayor inversión ni exigencias intelectuales superiores. Como podrán inferir mis queridos paisanos, los problemas ajenos, directa o indirectamente nos afectan o afectarán, para bien o para mal, y frente a ellos debemos reflexionar y actuar ya, sino el tiempo y las circunstancias nos consumirán. Hay que cerrar las congas.