domingo, 8 de septiembre de 2013

Tumores óseos secundarios (Metastásicos)

A toda masa anormal que aparece y se desarrolla en los huesos se la suele llamar tumor óseo. Pero estos tumores pueden ser benignos o malignos. Además, cuando el tumor nace en el propio hueso se le llama primitivo o primario, y el que aparece en el hueso como consecuencia de que a él llegan células tumorales procedentes de otros tumores generalmente no óseos, se le conoce como tumor metastásico o secundario. Estos últimos son prácticamente siempre malignos; por lo tanto, los tumores óseos metastásicos son formas de cáncer que se han extendido al hueso desde su lugar de origen de cualquier parte del organismo. Las localizaciones más frecuentes de metástasis óseas son: columna vertebral, costillas, pelvis y fémur. Constituyen la tercera localización metastásica en orden de frecuencia tras el pulmón y el hígado. La incidencia de metástasis óseas es muy alta en la actualidad ya que más del 80% de tumores de gran incidencia como son los de mama, próstata y pulmón, desarrollarán metástasis óseas a lo largo de su evolución. Cuando aparecen, tienen muy mal pronóstico aunque rara vez constituyen la causa de la muerte de los pacientes. Lo que sí producen son síntomas importantes que deterioran su calidad de vida. Manifestaciones Clínicas: El 10-20 % de los pacientes con metástasis óseas sufrirán fracturas patológicas que se producen sobre todo en los huesos largos y están en relación con la gravedad de la osteolisis. Las metástasis óseas pueden producir distintos cuadros clínicos: hipercalcemia, fracturas patológicas, compresión medular, etc, aunque es el dolor persistente y progresivo, el síntoma que aparece con más frecuencia. Se caracteriza por ser un dolor que se localiza en el área afecta, aumenta con el movimiento y es de predominio nocturno. Aproximadamente la tercera parte de los pacientes presentan un dolor de gran intensidad. Los cánceres de mama, pulmón, próstata, riñón y tiroides son los más propensos a propagarse al hueso. El cáncer puede extenderse a cualquier hueso. Un individuo que tiene o ha tenido cáncer y manifiesta dolor o inflamación de los huesos, debe ser examinado para descartar posibles tumores óseos metastásicos. Las radiografías y las gammagrafías pueden ayudar a localizar estos tumores. Diagnostico El examen clínico minucioso es importante y los exámenes que se pueden realizar son: • Nivel sanguíneo de fosfatasa alcalina • Biopsia del hueso • Gammagrafía del hueso • Radiografía del tórax • Tomografía computarizada del tórax • Resonancia magnética del hueso y tejidos circundantes • Radiografía del hueso y tejido circundante Esta enfermedad también puede afectar los resultados de los siguientes exámenes: • Isoenzima de la fosfatasa alcalina • Nivel de calcio en la sangre • Hormona paratiroidea • Nivel de fósforo en la sangre En ocasiones, un tumor metastásico en el hueso provoca síntomas, incluso antes de la detección del cáncer original. Los síntomas consisten en dolor o en una fractura en el punto en que el tumor ha debilitado el hueso. En esos casos, una biopsia es generalmente útil para determinar la localización del cáncer original. Tratamiento: El tratamiento para los tumores óseos cancerosos que se han diseminado de otras partes del cuerpo depende de dónde se inició el cáncer. Se puede emplear radioterapia para prevenir fracturas o aliviar el dolor. Después de la biopsia, se requiere generalmente una combinación de quimioterapia y una cirugía, y es posible que se necesite la radioterapia antes o después de la cirugía. El tratamiento depende del tipo de cáncer; algunos responden a la quimioterapia, algunos a la radioterapia, otros a ambas y otros a ninguna de las dos. Las fracturas pueden prevenirse mediante una intervención quirúrgica para estabilizar el hueso. La irradiación externa es el tratamiento de elección en la paliación del dolor secundario a estas metástasis, consiguiendo alivio de forma rápida y eficaz Los huesos fracturados precisan la asociación de fijación quirúrgica y/o medidas ortopédicas adecuadas con la finalidad de disminuir la carga que soportan. En estos casos se debe tener en cuenta la esperanza de vida del paciente (que debe superar las seis semanas) y su situación clínica, ya que la edad y la patología asociada pueden impedir el tratamiento quirúrgico. La radioterapia exclusiva difícilmente puede controlar el dolor asociado a la fractura debe asociarse a la cirugía para prevenir la progresión del tumor siempre que sea posible. En la paliación de las metástasis óseas intervienen múltiples armas terapéuticas: fármacos analgésicos y antiinflamatorios, quimioterapia, hormonoterapia, bifosfonatos, cirugía (tanto invasiva como ortopédica), isótopos radiactivos y radioterapia externa. Las complicaciones de las metástasis óseas son graves produciendo una alta morbilidad. El dolor y las fracturas patológicas asociadas a las lesiones óseas precisan de un tratamiento multidisciplinario de los servicios implicados: Unidades de Cuidados Paliativos, Cirugía, Radioterapia y Oncología Médica. Recordar que el cáncer es curable si se diagnostica a tiempo y un diagnostico precoz te puede salvar la vida. No permitas que el cáncer te sorprenda. Por: Doctor Absalón Montoya Guivin (Cirujano Oncólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, INEN)