domingo, 18 de agosto de 2013

Amazonas entre las 8 regiones mas pobres: Cinco salidas para salir de este laberinto

Según el último mapa de pobreza de FONCODES del año 2006, Amazonas se encuentra entre las 8 regiones más pobres del país,junto con Huancavelica, Apurímac, Ayacucho, Huánuco, Cajamarca, Pasco y Loreto. Paradójicamente en todas estas regiones hay una fuerte actividad minera o petrolera y en su defecto hay problemas sociales muy serios asociados al narcotráfico o terrorismo. En Amazonas, ¿podríamos decir que hay una gran actividad minera?, no. ¿Hay problemas de terrorismo?, no. ¿Hay problemas de narcotráfico?, más o menos. Entonces, ¿cuál es la fuente de pobreza en nuestro caso? La pobreza es un problema con múltiples causas, no podríamos afirmar que sólo se deba al hecho de una extraña relación viciosa entre explotación de minerales y bienestar social, o por la degradación institucional y social producto de actividades ilícitas o de terror. Según el Banco Mundial la pobreza es un efecto de la escasez de oportunidades paraalcanzar el desarrollo humano, talcomo sanidad, educación, ingresos económicos y disfrute la naturaleza. Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo sobre la pobreza en Amazonas. Los lamentos y las acusaciones no tienen un carácter proactivo, es necesario abordar la problemática con los valores que esta demanda, valores asociados a las ideas, los compromisos y una fuerte identidad regional. Pero ¿por dónde empezar?. En el marco de este artículo se proponen 5 frentes inmediatos de ataque a la pobreza regional. Claro, hay ciertas condiciones básicas que deben quedar explicitas. Una de ellas es dejar de aceptar a la corrupción como algo natural en nuestra sociedad, o el creer ciegamente que sólo hay un modelo económico o la errónea idea de que la naturaleza es inacabable. Estas condiciones son clave a la hora de iniciar reformas o ejecutar políticas de gran impacto. Empecemos con nuestra riqueza natural, el agua. Es necesario reconocer que geopolíticamente los departamentos de Amazonas y San Martín tienen una importanciade alcance nacional en este recurso. Nuestra ubicación geográfica en los Andes hace seamos responsables de la regulación hídrica de un amplio sector de la Amazonía peruana, la misma que se extiende hasta el vecino país de Brasil. En otras palabras, desde las Jalcas y bosques de montaña de nuestro departamento se origina una buena parte del agua que ingresa luego al torrentoso río Amazonas. Aún no sabemos el impacto que se generaría en las cuencas bajas de Condorcanqui, el Huallaga o el Mayo si es que no se cuidan las partes más altas de nuestro departamento pero en un acto de responsabilidad y precaución es necesario tener una política de gestión puntual para las cabeceras de cuenca. Con incentivos para la recuperación de áreas degradadas (reforestación), protección de humedales y pajonales, promoción de cultivos como las plantas aromáticas y los arándanos por ejemplo. De esta manera aseguraremos por un tiempo más la existencia de fuentes de agua amenazadas por los efectos del cambio climático y la probable contaminación minera además de la disposición de volúmenes adecuados para la generación de energía (hidroeléctricas). La segunda propuesta tiene que ver con la organización social. Esta es básica si es que queremos generar oportunidades de desarrollo para todos. Un departamento socialmente desarticulado y sin redes de colaboración interna será siempre vulnerable a las amenazas externas como el narcotráfico, los monopolios, la competencia comercial o simplemente los agentes de cambio cultural (¿Cuánto sabemos de nuestra historia, música y tradiciones a comparación de 20 años atrás?). Para este efecto la propuesta concreta es fortalecer las organizaciones sociales, desde los comités vecinales, productores, cooperativas, rondas campesinas, asociaciones culturales y todas aquellas que se encuentren trabajando por tener más y mejores condiciones de vida en nuestro departamento. No hay que ser mezquinos y cuadriculados al creer que sólo la empresa o el sector privado pueden generar oportunidades. Las organizaciones de base son la clave del desarrollo y ese es el paradigma que debemos promover. El tercer frente de nuestra propuesta tiene que ver con nosotros mismos, con la dignidad de nuestra gente. Es injusto e indignante tener desnutrición en un departamento con grandes riquezas naturales, es indignante que mujeres y niños mueran por escasez de medicinas o médicos, es indignante no contar con recursos humanos de calidad que sean de Amazonas y no tengamos que importarlos de Cajamarca, La Libertad o Lambayeque. En ese sentido hay que abordar los problemas de salud y educación con estrategias contundentes, mejorando contenidos y condiciones, no regalando computadores. En primer lugar se debe invertir en sistemas de acceso a salud que puedan llegar al 100% de la población, no limitarse a esperar que sea el Gobierno Nacional el que tome la iniciativa. Las propuestas tienen que salir de las mismas municipalidades, de las organizaciones de base y de los mismos actores (los profesionales de la salud). En esa misma forma, la mejora de la educación dependerá del grado de compromiso de cada profesor, de las juntas de padres y de los estudiantes. Si creemos que mejorar la educación significa construir aulas y regalar computadores pues estamos estancados en un paradigma cortoplacista. Hoy en día lo que más sobra es la información pero no hay generación de capacidades, y allí está el gran vacío de nuestras escuelas. 11 años encerrados en un aula de clase pero incapaces de manejar herramientas, de reconocer capacidades y sobre todo de usarlas. 11 años de memorizar números, fechas, nombres que nunca lo emplearemos pasados los 15 años de edad. Ese no es el tipo de educación que nos hará cambiar. Los contenidos deberán estar ligados a fomentar la creatividad, la innovación, el arte, el respeto a la naturaleza, el compromiso social, y eso jamás se logrará con alguna Resolución Directoral sino con compromisos serios entre los actores. Nuestro cuarto frente tiene que ver con nuestra visión productiva. En ese sentido debemos preguntarnos ¿Qué somos y qué queremos ser?, ¿somos una región cafetalera?, ¿papera?, ¿turística?, ¿minera?, ¿todas al mismo tiempo?. Eso no sólo debe estar plasmado en un Plan de 200 hojas, eso debe estar metido en la cabeza de medio millón de personas que nacieron o viven en Amazonas. Sin embargo no se trata sólo de querer ser, sino de reconocer nuestras potencialidades y para ello hace más de 5 años se aprobó la Zonificación Ecológica Económica (ZEE) del departamento, que entre otras cosas nos revelaba la poca capacidad de convertirnos en una despensa de productos agrícolas a gran escala. Con una geografía de grandes montañas, reducidos valles cultivables y estaciones climáticas de gran contraste, la ZEE nos recomendaba incidir en el sector forestal, el turismo,la acuicultura y la agricultura a menor escala. Esta última sobre todo destinada a cubrir la demanda interna y la producción para mercados especiales. El quinto frente se refiere a la continuación de las obras de infraestructura. Vale decir, mejoramiento de vías de comunicación, canales y sistemas de riego, estructuras de contención para desastres naturales, postas médicas, módulos educativos, etc. Finalmente y para resumir nuestras medidas, serían: 1) Conservación de las cabeceras de cuenca (jalcas y bosques). 2) Apoyo continuo a la institucionalidad de las organizaciones de base. 3) Acuerdos y compromisos con los principales actores del sector salud y educación para un plan de largo plazo y un destino eficaz de la inversión. 4) Aplicabilidad de las recomendaciones de la ZEE y 5) la continuación de las obras de infraestructura básica. Esas son nuestras propuestas, esas son nuestras rutas inmediatas para salir del laberinto.