jueves, 22 de diciembre de 2011

El comandante ha elegido el oro más el agua
Por: Roger García clavoLa justicia en el Perú en una madrastra de mal gusto.
El comandante, como tenía que pasar, no tiene otra alternativa que estar al costado de los que más tienen, de los que toman las decisiones concretas de este país, mientras que el hilo se corta por la parte más débil, el pueblo: el campesino, las campesinas, el obrero, las obreras, los niños y las niñas que, en la gran mayoría de nuestros pueblos, ven de cómo sus tierras van disminuyendo, van secándose con sus lágrimas al sol. El comandante ha elegido al oro más que al agua, a elegido el llanto más que la sonrisa amarilla de los pobres de nuestro país, ha elegido la sombra de un edificio que la sombra de un árbol rajado por las máquinas que hacen huecos nuestros huesos, semillas de nuestra historia, ha elegido la raíz superficial que llena de pavimento nuestros ojos que a la raíz profunda, aquella que mueve nuestro corazón de hierba.
El comandante nos ha traicionado poniendo franjas a los que con hierro golpean nuestras cabezas, ha traicionado a su lexema de suelo productivo (ahora es sinónimo de mina y cosecha de oro que no llega a nuestra mesa)
En estos tiempos donde el interés personal predomina y sobre todo cuando estos gobernantes tienen el control político y militar, hacen lo posible en favorecer a sus compadres y aunque no lo sean, se convierte por engrandecer sus arcas a cuestas de los sufrimientos de los pueblos. No les importa los relaves de los microbios sobre nuestra sangre y por ello estoy seguro si una gota de esta sangre en Cajamarca se derrama, empieza una nueva revolución popular en el Perú. Cajamarca, pueblo lleno de historia peruana y de ciencia inca; pueblo engañado y usufructuado en todas sus dimensiones. Se convertiría en el rincón de la libertad y del respirar nuevos aíres, sería una revolución por los intereses del pueblo peruano y por el medioambiente mundial.
Desearía por ejemplo que las excursiones que se hacen a Cajamarca vayan por la carretera que pasa por Hualgayoc, se darían cuenta que el agua que baja, no es agua; sino relave de color amarillo, mezclado con ocre y otros colores que se mezclan para matar a todo lo que se encuentra a su paso (hierba, insectos, etc). Te das cuenta los cortes inmortales a los cerros, vacíos de alegría y producción campesina. Es una ruta que muestra la despreocupación del estado por otorgar las oportunidades y derechos fundamentales a los pobladores de esa parte del Perú. No existe un programa de medio ambiente, y si lo hay, no garantiza la viabilidad de este programa porque las empresas son juez y parte y no cumplen y jamás van a cumplir.
Otra dimensión del asunto está en sus autoridades que se disponen a regalar sus cerros por unos cuantos fajos de dinero para comprar terrenos, incluso edificios en la ciudad, a espaldas del pueblo. (Aunque el actual de la región Cajamarca, tendrá que sufrir el aislamiento del Gobierno que defiende a Yanacocha)
Cajamarca es un lugar turístico, con una gran humildad en su gente y con un signo de pobreza avanzada. Signo que no se justifica porque es un departamento rico en oro. En su ciudad capital, existen más lugares de parranda y mala muerte, que niños bien nutridos (se acrecentó en los últimos años en 100%.)
Que no sorprenda al estado si en su conjunto las comunidades deciden tomar carreteras, empresas mineras y ciudades. Porque el estado sabe que no está cumpliendo con los pueblos y comunidades de Cajamarca, Puno, Huancavelica, Ayacucho, etc.
De igual modo a los pueblos que no les sorprenda el estado, como lo hizo un alcalde (de la administración anterior, época de Alan García y Fujimori) de Hualgayoc en su campaña, regalando cajitas de fósforo y en su interior billetes de 10 hasta 50 soles, ganó las elecciones y traicionó en definitiva a todo ese pueblo.
No nos dejemos engañar y que la justicia si es necesaria estará en la voluntad de los pueblos rebeldes por defender sus derechos.
Espero no equivocarme.